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El analista internacional, autor de ‘Multipolaridad y descolonización de las Naciones Unidas’ impartió una conferencia en Tegueste sobre el futuro que nos espera. «El mundo está en guerra porque el imperio occidental se hunde»
El último año europeo ha sido el año en que cayó el velo y descubrimos que el lugar donde creíamos vivir no existe, que la soberanía, la democracia y los derechos humanos que dábamos por hechos -para eso somos occidentales- son un teatrillo y que sobre nuestras vidas y decisiones manda quien lleva mandando desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos; la bestia que hoy, angustiada por la pérdida de su poder imperial, sacrifica a sus más leales y serviles socios: los europeos.
Nadie ha explicado esto de manera tan clara, brillante y con un uso tan cercano de nuestro idioma que el nicaragüense Augusto Zamora, exembajador de Nicaragüa en España y afilado analista internacional, autor de libros imprescindibles como Política y geopolítica para rebeldes, irreverentes y escépticos, Réquiem polifónico por Occidente, De Ucrania al mar de la China y el más reciente, Multipolaridad y descolonización de las Naciones Unidas.
Para quienes piensan que estamos viviendo el momento histórico más relevante de los últimos 500 años, fue una muy agradable sorpresa que Augusto Zamora estuviera en Tenerife invitado por Federico Aguilera Klink para impartir una conferencia en Tegueste. El título: Multipolaridad o guerra. Directo y sin aditivos, como toda la obra de Zamora y poniéndonos justo delante de dónde estamos.
«Estados Unidos lleva en guerra ininterrumpida los últimos 25 años. La guerra de Ucrania contra Rusia es el último episodio de un conflicto perenne que no quieren parar y en donde Europa, convertida ya en gallinero y liderada por mandatarios que han perdido completamente la cabeza, ha decidido jugar un papel vasallo aunque sacrifique a sus ciudadanos». Zamora recordó el último anuncio de Mark Rutte, el nuevo jefe de la OTAN: «Los ciudadanos de los Estados miembros de la OTAN deben aceptar hacer sacrificios, como recortes en sus pensiones, sanidad y sistemas de seguridad, para aumentar el gasto en Defensa y garantizar la seguridad a largo plazo en Europa».
Mientras esto pasa, el «gran debate en España es si es mejor programa televisivo El hormiguero o La Revuelta. Sorprendente. En el mundo está pasando lo que está pasando y esto es lo que ocupa la primera plana de los periódicos. Es como si entrara en otro planeta. En el mundo del que vengo estos temas ni se tocarían».
«Aquí ya ni Hegel ni Marx, sólo imbéciles e imbéciles» viviendo en lo que llama «la burbuja europea».
«Estamos en el momento más importante de la historia humana. En una lucha entre sistemas, no entre potencias o países que ganan esta o aquella guerra. Estamos ante algo nunca visto en la historia humana: un grupo de países organizados y organizándose en los BRICS, que hace un mes reunieron en Kazan a países que engloban al 60% de la humanidad y aquí, en Europa, como si se hubiera reunido la asociación de padres de familia de un parvulario».
«Todo esto tiene una explicación: hay un plan de lavado de cerebro dirigido desde Estados Unidos para organizar a sus aliados en dos frentes de guerra: el frente Atlántico, contra Rusia y sus aliados, que correría a cargo de Europa, y el frente Pacífico, del que ya se harían cargo los estadounidenses».
Esa estrategia, que evidentemente conocen los Estados Unidos y nuestra alucinada clase política, en Europa ni se discute. «La propaganda y el lavado de cerebro busca que las poblaciones europeas acepten morir en esa guerra en beneficio de las élites norteamericanas y aquí no pasa nada».
Lo que propone Rutte es una «salvajada» y en el caso de España «una tragedia» porque «tiene los mayores índices de exclusión de toda la Unión Europea con una división entre pobres y ricos que está volviendo al siglo XIX. Salarios miserables, problemas para pagar el alquiler… y no pasa nada. Es como si las sociedades estuvieran muertas».
Una tragedia que además encuentra el campo abonado de una izquierda institucional completamente entregada al discurso belicista y pro OTAN, «parece comprada». De esa izquierda, advirtió, no esperemos nada. «La única posiblidad es la de Sahra Wagenknecht en Alemania y que surjan partidos similares en los demás países».
Ucrania, el genocido de Gaza, Líbano y ahora Siria son partes de un mismo conflicto. La guerra librada por un imperio en decadencia, Estados Unidos y sus satélites, que sabe que está emergiendo otra cosa, nueva, distinta y que lo supera en todo. Lo nuevo es China y es Rusia, que a pesar de la propaganda «va camino de convertirse en tercera potencia económica mundial». China, Rusia y los BRICS, la pieza estratégica más potente del Sur global.
«Estamos ante un cambio de ciclo global. Abarcará los aspectos militar, científico-técnico, comercial y económico, pero también cultural, ideológico y moral, porque lo que se viene será otra cosa, que no se parecerá en nada a los cinco siglos de hegemonía imperial europea, de expolio y supremacismo racial. Será otro mundo».
El problema para nosotros los europeos es que «tal y como van las cosas. Europa no tendrá ningún sitio en ese nuevo orden». No podremos contar con Estados Unidos. «Los gringos se sentarán a hablar con Rusia, con China y con India y dirán: chao europeitos, ahora hay que seguir».
Zamora, que tiene la doble nacionalidad y también es español, dijo que se le «hiela el alma» cuando viene al país. «Un gobierno que dice ufano que crecemos al 4%. ¿Gracias a qué? Gracias al turismo. Si Alemania cae (que está cayendo), qué turismo va a venir a España? ¿Y cuál es la segunda defensa de España? No tiene, porque aquí lo han privatizado todo. Este país es un país indefenso. Cuando el turismo se derrumbe, se derrumbará toda la economía y no tendrán ni siquiera para comer porque ya desde la Unión Europea se están encargando de acabar con el sector agropecuario».
Ya no hay izquierda. Ya no hay nada
«Aquí ya no hay izquierda, no hay nada. Sólo un establishment, del color que se quieran pintar: verde, rosado, amarillo… o LGTBPQAPI… La izquierda. No hay nadie que trabaje por defender minímamente a España. En Alemania por lo menos tienen a Sahra Wagenknecht y, aunque a algunos les suene extraño, en Francia a Marine Le Pen, que los hace reaccionar, en negativo, pero los hace reaccionar. ¿Aquí qué?»