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Las podas y la desaparición de árboles históricos en Santa Cruz alertan a la población, que comienza a organizarse y actuar
¿Puede un árbol revelar a una ciudad ante un ayuntamiento? Puede. En Santa Cruz de Tenerife los vecinos del Barrio de La Salud se enfrentan a la corporación municipal, que quiere cortar un árbol sano plantado por ellos mismos hace 60 años en sus jardines privados. La poda de este árbol como metáfora de lo harta que está la gente ha llenado artículos de prensa hasta hacerse viral y ha generado un personaje: ‘El Guardián del flamboyán‘ que advierte: «No lo van a cortar. Se acabó la arbitrariedad’.
Hoy se debatía en el Pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz una moción socialista para proteger la arboleda del municipio. En los últimos meses, la gente ha empezado a alarmarse ante lo que consideran «podas indiscriminadas», eliminación «arbitraria» de árboles históricos y, en definitiva, una «política arboricida». La preocupación ciudadana es tal que han surgido plataformas muy activas como Los árboles hablan y la Mesa del árbol. Y, desde hoy, El Guardián del flamboyán, un vecino del Barrio de La Salud que se opone, junto a su comunidad, a la tala de un majestuoso árbol plantado hace décadas por ellos mismos en los jardines privados de su bloque.
El Ayuntamiento dice que el árbol está enfermo con argumentos que la comunidad considera equivocados. La comunidad ha consultado con especialistas que afirman que el árbol está sano. En este punto toca negociar. Pero hoy mismo el concejal de Servicios Públicos, Carlos Tarife, insistió en el Pleno en que los técnicos dicen que está enfermo y debe ser cortado.
La visita por sorpresa del concejal al edificio hace unos días no fue bien recibida por los vecinos. Uno de ellos lo increpó: «Dedíquense a resolver la pobreza que hay en Santa Cruz y dejen de cortar árboles que dan sombra». Y este mismo es el origen del conflicto entre la comunidad (la ciudadanía) y el ayuntamiento (la clase política): la desconexión y el malestar.
El Guardián del flamboyán quiere recuperar el discurso del 20A. «Hasta las narices de una clase política que maneja las islas cómo le da la gana. Desde un árbol hasta un espacio protegido». Días atrás había prometido encadenarse al árbol y la gente en redes le preguntaba cuándo lo iba a hacer. Hoy recreó cómo lo hará si el ayuntamiento insiste en «podar lo que no debe».



Hay enfado entre la población porque la masiva manifestación contra el turismo depredador del pasado 20 de abril no ha obtenido ninguna respuesta favorable del Gobierno de Canarias. Todo lo contrario, el delirio de crecimiento y depredación continúa. Hoy mismo el Cabildo de Tenerife propone un tren para el Norte para evitar las colas producidas por la saturación de vehículos. Y así todo.
