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El alumnado de Escultura de la Escuela de Arte Fernando Estévez de Tenerife reproduce en distintos tipos de madera algunas de las obras más relevantes de la Exposición Internacional de Esculturas en la Calle
Un homenaje, un juego y una muestra brillante de maestría. Seis alumnos y alumnas del segundo curso de Técnicas Escultóricas de la Escuela de Arte Fernando Estévez de Santa Cruz han reproducido utilizando diferentes tipos de madera algunas de la esculturas más importantes de la Exposición de Escultura en la Calle de Tenerife (1973-1994).
Bajo la dirección del maestro de taller Fernando Pedrós Delgado, han creado un espectacular tributo a uno de los hitos más relevantes de la cultura insular moderna. Los alumnos Beatriz Cejas Elejabeitia, Daniel Vargas Évora, Ronny Chacón Aliaga, Andrea Padrón Afonso, Rebeca Purriños González e Irene González Estupiñán trabajaron durante meses en estas pequeñas reproducciones de gran complejidad utilizando maderas como la Riga, la Teka, la Madera de morera, de Barbuzano o de Haya.
Las obras reproducidas son de Andreu Alfaro (Madera de Haya); Femme Bouteille, de Joan Miró (Madera de Barbuzano); Lucha de serpientes, de José de Guimaraes (Roble y Barbuzano); La puerta sin puerta, de Kan Yasuda (Madera de Morera); Móvil, de Francisco Sobrino (Madera de Haya); Nivel, de Joaquín Rubio Carmín (Madera de Haya teñida); Hombre, de María Simón (Madera de Morera); El Guerrero de Goslar, de Henry Moore (Madera de Teka ; Lorea, de Pablo Ugarte (Madera de Riga); Macla, de Eduardo Gregorio e Introversión, de Josep María Subirach, ambas hechas en Madera de Morera y la obra sin título de Feliciano Hernández, en Riga de Honduras.
La primera edición de la Exposición Internacional de Esculturas en la Calle se celebró en 1973 organizada por el Colegio de Arquitectos y reunió en distintos espacios públicos de Santa Cruz de Tenerife la obra de 43 artistas a la vanguardia del arte moderno. La Rambla de Santa Cruz y el Parque García Sanabria sirvieron de escenario para la exposición de las obras, muchas de las cuales se quedaron para siempre en estos espacios.
La segunda edición se desarrolló en 1994 y añadió nuevas obras a la exposición permanente en la calle, como Coraje, de Hanekke Beaumont, actualmente en la Plaza del Príncipe de Santa Cruz; Per Adriano, de Igor Mitoraj, la máscara que puede contemplarse en el exterior del Teatro Guimerá y El Muro, de Juan Bordes, en la Avenida marítima de la ciudad.