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La compañía teatral tinerfeña vuelve a sorprender y adapta la obra de Andrea Abreu en un montaje que se estrena en Tacoronte el 1 y 2 de diciembre
Panza de burro nos voló la cabeza. Después de una larguísima travesía en el desierto que nos tenía a todas, todos y todes pidiendo que pasara algo en la narrativa canaria que nos salvara de la mediocridad y la tristeza, llegó una jovencísima escritora, absolutamente desconocida, sin padrinos ni apellidos de abolengo y nos trajo esta hermosísima novela sobre la amistad entre dos niñas de diez años del norte profundo de la isla, pobres, malhabladas e hijas y nietas de mujeres que se dejan la vida en trabajos precarios para servir a los turistas, ¡oh, los turistas! Llegó Andrea Abreu con su novelita de apenas 200 páginas y fue un estallido. Ahí nos dimos cuenta de que en las islas se puede hacer buena novela (muy buena), sin disimular qué son las islas y que somos los y las isleñas.
Para Severiano García y Soraya González del Rosario, espina dorsal de la compañía teatral tinerfeña Delirium, Panza de burro fue un «sobrecogimiento», explican a Islotada desde el otro lado del teléfono en su local de ensayo de Tacoronte. Son días frenéticos, de ensayos y programaciones aceleradas y siempre en precario (el teatro en estas islas siempre en precario. Delirium después de 38 años de trayectoria brillante y arriesgada siempre en precario. Poco nos pasa).
¿Por qué Panza de burro? «Por mil cuestiones», afirman Severiano y Soraya. «Desde la famosa oralidad que se dice que tiene la novela y que inmediatamente nos hizo pensar: si hay algo donde lo oral sea fundamental es el teatro» a reconocerse plenamente en la historia de Isora y la pequeña narradora. «Somos del norte de Tenerife» – Seve es de Tacoronte, Sory de Buenavista- «y en cada párrafo reconocíamos nuestra infancia». El costumbrismo «contemporáneo y revisado» de la obra, «que nosotros hemos mamado», afirma Severiano García, que recuerda que sus inicios en el teatro fueron precisamente con obras costumbristas.
Y también a las mujeres de sus vidas. «La obra es profundamente feminista. No sólo está escrita por una mujer y editada por otra mujer (Sabina Urraca), sino que casi todos sus personajes son mujeres. Los más importantes son mujeres».
La abuela y la tía de Isora, la madre de la narradora, las mujeres de Icod, recias y duras como ramas añosas. «En todas ellas reconocíamos a nuestras madres, a mis abuelas, mis tías», explica Soyara González del Rosario, para quien el retrato que hace la novela del nefasto impacto del turismo en la vida de los canarios, «es otro valor enorme».
Uno de los capítulos Los guiris eran unos jediondos muestra claramente esa colisión «entre nuestro mundo rural y la actividad de los lobbies turísticos y la precariedad del trabajo de las canarias y los canarios que trabajan en los servicios», añade. «Gente que se deja la vida en trabajos esclavizantes y mal remunerados y van ahorrando poquito a poco para poder hacerse una casita y poder prosperar. Esa precariedad está reflejada de manera magnífica en Panza de burro«.
Pero, advierten, no es sólo una obra para Canarias. «Ha llegado a un montón de países que no tienen nada que ver con nosotras». Panza de burro ha sido traducida ya a 18 lenguas y ha vendido más de 66.000 ejemplares sólo en España. Como tampoco es una obra sólo para millennials. Andrea Abreu nació en Icod de los Vinos en 1995 pero su primera novela es «absolutamente intergeneracional». «Para quienes la hemos leído, y nosotros casi picamos ya los 60, esa historia de amistad, crecimiento y pérdida ha sido un sobrecogimiento absoluto».
La adaptación
«Para nosotros fue un reto enorme. Teníamos ganas de adaptar una novela porque después de Quijote en el año 2000 no habíamos hecho nada así, pero no encontrábamos la obra que nos hiciera decir: es esta. Hasta que apareció la novela de Andrea». Tras un proceso de adaptación «intenso» vieron que era posible «darle un comienzo y un final» a Panza de burro. Andrea Abreu, a quien conocen personalmente, les dio «libertad absoluta» confiando en que lo que hiciera Delirium iba, como siempre, a estar bien.
Algunos capítulos tuvieron que ser eliminados «con muchísima pena» por la imposibilidad de representar las casi 200 páginas de la obra. Y naturalmente, las actrices protagonistas no son dos niñas de diez años. «Es imposible montar una obra así con dos niñas de esa edad. Por su complejidad y porque trabajar con niños es tremendo. Pero el teatro es un espacio donde todo se puede dar y para Delirium, que nuestro fuerte es la interpretación y el trabajo actoral, fue un reto increíble afrontar el texto interpretado por actrices adultas».
Admiten que Panza de burro es uno de los trabajos «más experimentales» que han afrontado. «Probando cómo podíamos adaptarla, vimos que lo importante era reflejar la esencia de la obra: el amor y el odio entre Isora y la pequeña narradora, su tránsito desde la infancia y la pérdida de la inocencia y el sentido del humor que destila la novela, que para Delirium es otro factor importante en sus montajes. Nos lo hemos pasado muy bien durante la adaptación y ahora con los ensayos y esperamos que el público la disfrute tanto como nosotros».
Panza de burro se estrena en el Auditorio Capitol de Tacoronte los días 1 y 2 de diciembre.
FICHA ARTÍSTICA. AUTORA. Andrea Abreu. ACTRICES. Silvia Criado, Delia Santana, Soraya González del Rosario, Delia Hernández. ACTOR. Javier Socorro. DIRECTOR MUSICAL Y COMPOSITOR. Julio Tejera. Adaptación de la Suite TIERRA Y SAL. DISEÑO VESTUARIO. Héctor León. DISEÑO ILUMINACIÓN. Carlos Ramos. PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL. Recursos P. S.L. DISEÑO DE IMÁGEN. John P. Cruz. TÉCNICOS de Iluminación y sonido. Carlos Ramos y Grace Morales. PRODUCCIÓN. Soraya González del Rosario. AUXILIAR DE PRODUCCIÓN. Berrie Miravalls. AYTE. DE DIRECCIÓN. Laura Reyes. ESPACIO ESCÉNICO Y DIRECCIÓN. Severiano García. ADAPTACIÓN Y PRODUCCIÓN: Delirium Teatro.