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El número 46 de la Calle San Martín del Barrio del Toscal en Santa Cruz esconde un pequeño secreto. En la esquina con el Callejón Ravina encontramos El Museo del zapatero, el último establecimiento de los zapateros remendones que ocuparon esa calle desde mediados del siglo XX. Congelado en el tiempo, es un tributo a los oficios artesanos de Canarias.
Tres generaciones de zapateros remendones trabajaron en este diminuto espacio del Callejón Ravina desde 1942 hasta principios de los años 80. Fueron parte del pequeño gremio de zapateros que poblaron la Calle San Martín del Barrio del Toscal.
La producción industrializada y el consumo (a nadie le apetecía arreglar unos zapatos viejos si podía comprarse unos nuevos por mil pesetas) fueron relegando el oficio hasta hacerlo desaparecer.
De los tres establecimientos ubicados en la calle uno permaneció intacto. El último zapatero cerró la puerta en 1982 y lo dejó tal y como lo había recibido de su padre y este, a su vez, del artesano anterior.
La Asociación Blanco y Negro, que comparte edificio con el local, obtuvo la llave y al abrirlo descubrió un pequeño tesoro congelado en el tiempo. Hormas de madera, tenazas, martillos, clavos e hilos para remendar permanecían colocados tal y como el último propietario los dejó. «Sabíamos que en el local había una zapatería, pero desconocíamos el tesoro que escondía. Es un tesoro congelado en el tiempo», explican a Islotada.
Decidieron dejarlo tal y como estaba. Un poco de limpieza y algunos libros sobre el oficio bastaron para crear este pequeño Museo del zapatero del Callejón Ravina.
El Museo-Biblioteca del zapatero puede visitarse de lunes a viernes desde las 10:30 hasta las 13:30 de la mañana.