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El gobierno municipal aprovecha el Avance del nuevo Plan General de Ordenación en tramitación para diseñar una “zona turística camuflada”
Santa Cruz de Tenerife está cambiando de manera profunda y acelerada; no para transformarse en una ciudad moderna al servicio de la ciudadanía; la nueva Santa Cruz se va dibujando como pastel para el inversor de fuera, el hiperturismo y la especulación.
Ya estamos en ese proceso: hotel en Las Teresitas, tranvía a la playa, inmensa zona de ocio nocturno en Cabo Llanos, el frustrado Museo de réplicas del francés Rodin, 80.000 euros de “subvención” para fiestas privadas en los hoteles, terrazas que se comen el espacio público de manera gratuita, otra vez dos empresas de patinetas operando en nuestras calles con todas las prerrogativas. Y a futuro: Cepsa ya ha dicho qué quiere para los terrenos de la Refinería: hoteles y condominios para multipropietarios.
Este desembarco a lo bestia de la economía turística intensiva está teniendo una contrapartida feroz: turistificación, gentrificación y especulación.
La turistificación es evidente. En cada barrio han proliferado las viviendas vacacionales y su impacto sobre el precio del alquiler es dramático. En 10 meses (junio-abril de 2024), la oferta de vivienda vacacional aumentó en Canarias un 40%, lo que ha provocado que el precio del alquiler se dispare hasta un 32% en Santa Cruz, frente al 11,7% de Las Palmas de Gran Canaria.
La idea de que esos alquileres vacacionales están en manos de vecinos y vecinas que intentan llegar a fin de mes, tampoco es real. Los hay, pero son minoría. Sabemos que en Canarias hay empresas con hasta 500 viviendas vacacionales en propiedad. Pero eso lo sabemos ahora, y no por un ejercicio de transparencia. Lo sabemos porque el movimiento Canarias tiene un límite puso el debate sobre la mesa.
Controlar los datos de las plataformas de alquiler vacacional como Airbnb, Homeaw y Houset es muy difícil. Nuevos proyectos como dattahippo.org recogen el comportamiento de estas empresas, pero Canarias no aparece aún en sus registros, así que desconocemos quién es el propietario de los más de 55.000 inmuebles registrados en el Archipiélago. Las movilizaciones del 20A agitaron el avispero y obligaron al Gobierno de Canarias a dar información que desconocíamos. Y sí, aquí también el mercado está mayoritariamente en manos de fondos de inversión.
Canarias tiene un límite cogió a nuestros gobernantes con el pie cambiado porque la tarea de apaciguamiento de la sociedad canaria (jalonada con bajos sueldos-fiestas, abandono escolar- carnavales, empobrecimiento paulatino-romerías) resultó que no lo era tanto y que la gente está viendo que este modelo turístico depreda, empobrece y nos expulsa de nuestras casas.
Dos noticias se entienden mejor que una. El pasado 9 de abril, el alcalde de la ciudad José Manuel Bermúdez anunció una “subvención” de 80.000 euros para dinamizar las noches de fiesta de los hoteles de la ciudad. Tres días más tarde, la policía municipal desalojaba a las personas sin hogar que duermen en una playa cerca del Parque Marítimo.
No hay política social, ni cultural, ni vecinal. Tampoco la va a haber. Sólo unas notas: ya no hay Feria del libro, ni vida cultural, la gestión de las asociaciones de vecinos fue privatizada por 138.000 euros… Apaciguamiento. Apaciguamiento. Frente a esto, un Carnaval que deglute cada vez más dinero de los presupuestos municipales, Fiestas de Mayo y lo de Nelson, en una ciudad que no se recupera desde la crisis financiera de 2008.
Según datos de la Agencia Tributaria, en Canarias la clase media permanece estancada desde la crisis económica de 2008. En Santa Cruz de Tenerife, la renta bruta media se situó en 2019 en 28.910 euros; clase media baja en el mejor de los casos. En las ciudades turistificadas, a la larga, sólo se pueden permitir vivir las rentas medias y altas, el resto se convierte en personas en tránsito acompañados de focos de miseria en las calles.
Rumbo a peor
El Avance del Plan General de Ordenación, publicado hace ahora un año, fue acogido por las pocas asociaciones vecinales críticas que quedan en el municipio con una mezcla de incredulidad y hartazgo. Una de ellas, Toscal Tribulaciones, presentó más de una treintena de alegaciones para modificarlo. “Creemos que el documento potencia el municipio como ciudad producto antes que ciudad para la convivencia”, explican algunos de sus miembros, que destacan el interés del texto por reforzar la entidad de Santa Cruz como Zona turística.
¿Eso puede hacerse?: “No, pero lo están haciendo”.
“El Plan Territorial de Ordenación del Turismo en Tenerife (PTOTT) no considera el municipio como zona turística, pero desde el Ayuntamiento están utilizando el planeamiento municipal para introducir usos propios de una zona turística, erigiendo una zona turística camuflada”, añaden desde Toscal Tribulaciones.
Para conseguirlo la Memoria de Información del Avance del PGO utiliza datos poblacionales y de ocupación turística “sin justificación técnica”. Según el Instituto de Estadística de Canarias, la tasa de ocupación hotelera en 2019 fue del 52% llegando en momentos puntuales, como Carnavales, al 76%. No hay previsiones de crecimiento de la demanda. En cuanto a la población del municipio. Santa Cruz perdió 14.000 habitantes en el período 2010-2022 y no parece que esto vaya a cambiar.
La radiografía del municipio que hace la propia Memoria de información del PGO señala que “la tasa de desempleo, el cierre de empresas y la deuda pública no dejan de incrementarse ante la disminución del consumo privado por parte de no residentes (turistas) y de la inversión empresarial”.
“Hay un interés desmedido por turistificar el municipio y esto debe explicarse a la ciudadanía y negociarse con el Cabildo, que es la institución competente en planificación territorial, pero no se está haciendo”, añade la asociación, que recuerda que el PGO recoge el diseño del municipio hasta el año 2047. “El Ayuntamiento debe encargar estudios independientes y exhaustivos del impacto del turismo en el municipio, pero, sobre todo, debe explicarnos por qué Santa Cruz debe renunciar a los valores de su centralidad, la cultura, la ocupación del sector administrativo y terciario y, de cara al futuro, renunciar al desarrollo de los usos tecnológicos y de investigación para transformarse en destino de sol y playa».
La asociación cree que el debate público es más necesario que nunca. “La turistificación hace que la ciudad se vuelva hacia afuera y cambie su estructura económica y social. Perdemos negocios familiares en favor de franquicias. La ciudad se ajusta al visitante, no a sus habitantes. Y en el caso del Toscal es más dramático aún porque los barrios populares son los primeros en usarse en los procesos especulativos. La clave es dejar sin uso las propiedades y degradar el espacio hasta que el nivel de regeneración potencial es tan alto que permite una sustitución significativa de la población. Y eso está pasando” afirma.